Al fin te tengo, mi pequeño. No importa a cuantos he tenido que matar para encontrarte, solo importa que estás aquí. Te he visto nacer entre mis manos, y te contemplo como un pequeño dragón blanco, tan pequeño como mi mano.
En ocasiones te transformas en mi niño, creo que es esa forma la que más me gusta, y disfruto con tu inocencia. Tan pura y blanca, curioso. Me recuerdas a mí.
Reconforta cuando me abrazas o me das un beso en la mejilla, incluso cuando muerdes suavemente mi oreja.
Sí, definitivamente, es agradable la sensación que produces.
[Diario XLIII]
Admítelo, odias sus suaves, adorables y tiernos mordisquitos... ¡Es tan achuchable!
ResponderEliminar- Ethan
Pues como tú, "cariño"... si es que no me reconozco.
ResponderEliminar~Kyra~