29 dic 2013

Facilidades

Antes no me preocupaba tanto por los sentimientos.
Será que Aleks tiene razón y me he adaptado demasiado al mundo, a mi parte humana.
¿Qué ha sido de mí?
Ojalá lo supiera, pero ni siquiera recuerdo cómo era yo antaño. No soy más que una sombra de ello, una muchacha que a veces saca sus alas para recordarse a sí misma que no del todo humana.

Con lo fácil que sería... tan solo vivir.
No me gustan las ataduras, quiero dejarme llevar por los diferentes momentos de mi vida.
Pero no puedo.

Ellos inundan mi conciencia todo el tiempo.
Andrea con sus recuerdos, con las primeras veces y las emociones que conllevan.
Y Aleks con nuestro pasado e incluso nuestro presente. Pero quizá solo está enamorado de Zafirel.

Desearía saber quién es Zafirel.
Pero estoy atrapada en un cuerpo que me ha poseído a mí.

Que ironía, ¿no?

24 dic 2013

Días de viaje

Ya no sangran las heridas cuando me pongo en camino. Hemos tenido un poco de tiempo para asimilar todo lo que ha ocurrido, para recuperarnos, para ser conscientes de lo que hemos perdido.
Mi familia está rota, y yo estoy a punto de quebrarla más todavía. Pero es un precio a pagar. Si tengo éxito, todo volverá a ser como era, más o menos felices, pero unidos.

En la oscuridad de la noche, y eclipsados por los llantos de las gentes que encontraban a sus familiares entre los cadáveres, las sabandijas abundaban.
Aquellos que todavía vivían, inconscientes o quizás aturdidos en aquella marea de sangre, eran atrapados para ser llevados como mercancía al que pudiera afrontar el mejor precio.

Esclavos. Esa era mi mejor apuesta. Tenía que arriesgarme, pues no tendría vuelta atrás. Pero... ¿qué otra opción tenía? Me puse en marcha.
Intento olvidar el dolor que me producía separarme de mis allegados una vez más. Había formado una familia para abandonarla. No se lo merecían. ¿Cuándo se cansarían de todo aquello? Pero tenían que entender, debían entender.

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He despertado en la oscuridad, en mitad de la noche.
A mi alrededor había... cuerpos. Cadáveres. Estaban mutilados, destrozados. Lo poco que pude discernir de sus ropas demostró que eran Atalayas...
Y las mías estaban manchadas con su sangre.

Me siento temblar, furioso. Como si una mínima provocación pudiera hacerme estallar. Me sentí así desde que empezó la guerra. Tenso. Iracundo.
... ¿Yo... yo les he matado? Sin control, sin medida, y ahora sin fuerzas. ¿Qué me ha ocurrido? La fuerza de mi sangre parece ahora controlarme a mí... Y a su vez, me consume.

8 dic 2013

Volver a vivir

Recuerdo cuando escribía relatos interminables que me desahogaban y me quitaban el sueño al mismo tiempo.
Antaño tenía muchas cosas que contar, muchos sentimientos y aventuras. Pero en este tiempo he sentido mi vida estancada, vacía.
Me he vuelto a enamorar. Sé que no es tan intenso como... cuando lo amaba a él. Ni siquiera recuerdo cómo era, y a veces, aunque no extraño esas emociones, las siento lejos, ajenas a mí. Como si jamás hubiese vivido todas esas aventuras.

Soy cobarde, no sería capaz de pedir que me regresaran todo aquello a mi alma. Más bien, que me devolvieran ese pedazo del alma que pedí que me arrebataran.
Pero no estoy mal, al fin y al cabo es lo que quería.
Aunque no es tan intenso, y no estoy segura de que llegue muy lejos, puedo volver a sentir ese calor en el pecho, unos brazos que me rodean por la noche. Somos muy diferentes, lo opuesto. Dicen que eso es lo que atrae de la otra persona, pero creo que pertenecemos a mundos completamente paralelos.

Quiero luchar, intentarlo. Hemos partido en busca de aventuras que solo yo ansío. Y de nuevo arrastro a personas detrás de mí.
Ahora navegamos hacia Dalanvor, en un viaje aparentemente pacífico.

He visto una sombra. He oído cómo decía “por fin”. La he observado mientras intentaba subir por la cubierta del barco.
Pero solo son leyendas, mi mente me está jugando malas pasadas.


O no.