26 ago 2011

Garabatos de desahogo

Ahora estoy descansando. Como debe ser. Claro, porque en mi estado no puedo hacer nada. ¿Pero cómo se me ocurre? No puedo beber alcohol en mi estado, pero vaya, ni una mísera gota, ¿eh? Ni para brindar, vamos. Bueno, es lo que pasa cuando estás encinta, y lo comprendo, ¡claro que lo comprendo!

Es que en mi estado tampoco puedo ir al Infierno. Tampoco es que haya cogido mucho cariño a estar ahí abajo, o arriba, en otra dimensión o lo que sea eso. No sé si es que el bebé va a hacer “boom” o algo por el estilo. Pero ahora que hay un niño que duerme con nosotros, cualquiera mantiene una relación amorosa. La culpa no es del niño obviamente, es mía, ¡por estar encinta! Además, es mejor que no haga nada, ¿y si con un movimiento brusco pierdo al bebé?

¿Tampoco voy a respirar por si las moscas le doy aire de más? ¡sería horrible!

¿Y luchar? Descartado lo primero. Aunque lo hago aún así, pero claro… ahora tengo que estar más pendiente a que no me den en el vientre. Odio tener un punto flaco tan sensible. Sin embargo, si me apuñalan me muero hasta yo, no hace falta estar encinta para saber eso.

Vale, y ahora fuera histerismos… Hob es mi niño, de eso no cabe duda. Y quizá el sea una prueba para saber cómo criaré a mi futuro hijo. Si lo hago bien entonces habrá algo bueno en todo esto, y si no… ¿voy a estar de este humor toda mi vida? Porque la verdad no me soporto ni siquiera yo.

Y la hierba que tengo guardada parece que cada vez me llama más alto.


[Diario XLII]



2 comentarios:

  1. Vale, ¡pero no me pegues! T_T
    - Ethan

    ResponderEliminar
  2. Pero que relajada estoy de pronto... esto de escribir las penas va de puta madre.
    Ah, hola Ethan :)

    ~Kyra~

    ResponderEliminar