22 ago 2011

Comienza la búsqueda

Ha habido tantas conversaciones. Finalmente pedí disculpas por mi comportamiento hosco, pero no le dije a nadie el por qué de él. Simplemente, creo que es algo que debo superar tranquila y en frío.

Hob estaba algo distante, al parecer sabía que lo buscaban, y no precisamente poca gente. En fin, es un dragón, era de esperar. Así que continuamos nuestro viaje.

Pasó el tiempo, “discutiendo” con Ethan, planeando a quién invitaríamos a nuestra boda, más cosas sobre el bebé… y de pronto vi algo luminoso acercarse hacia mí e impactarme en el hombro. El dolor y la sorpresa provocaron que perdiera el conocimiento.

Al divagar entre despertar o no, pude ver que se estaba dando lugar una pelea en el mismo sitio. Me levanté para ayudar y vi a un hombre hurgando en mis cosas. No tardé en librarme de él. Después al desviar mi atención, alguien me golpeó en la sien y cogió el huevo. Fue entonces cuando comencé a correr como nunca detrás de él, parándome de vez en cuando para lanzarle alguna flecha, siempre fallida. Finalmente lo perdí de vista, y el cansancio me venció.

Se me escapó la noción del tiempo mientras sentía el frió de la nieve y el dolor en mi cuerpo. No me di cuenta de cuando acabé en el suelo, tan solo me devolvió a la realidad el sonido de árboles crujir por doquier y la voz de Ethan gritando: ¿¡Dónde está!?

En fin, lo llamé y pronto estuvo a mi lado. Su cuerpo, siempre cálido, me reconfortó aún más en ese momento tan helado.

Y me sentía, y me siento tan culpable e impotente por no haber protegido el huevo… si no puedo proteger eso, ¿cómo protegeré lo demás en un futuro? Pero lo encontraríamos, sentía el dolor de Hob en alguna parte, y Sol me explicó que podría sentir más cosas próximamente.

Tenía razón. Después de continuar siguiendo algo del rastro de esa gente, sentí un fuerte dolor de cabeza. Era un dolor demasiado intenso, y dentro de él pude ver las montañas que llegaban hasta la torre de magia. ¿Sería un mensaje de Hob?

Cuando quise darme cuenta estaba a punto de caerme del caballo. Así que expliqué que el posible objetivo de esa gente era aquel.

Llegó un punto en que me adelanté, y encontré a un hombre frente una hoguera, con sus armas reposando a su lado. Quizá para blandirlas rápidamente en caso de que alguien como yo lo sorprendiera.

Y casi lo conseguí, todo iba bien, fui por detrás y lo amenacé con mi espada, pero se las apañó para apropiarse de una daga y propinarme un corte en la cara. Tampoco conseguí darle un golpe para que la soltase, y en ese momento se abalanzó contra mí, apuñalándome por el costado, cerca del pulmón y empujándome hasta que choqué contra un árbol. Ese golpe fue el que me aturdió del todo, pues me dolía toda la zona y no sabía dónde me había dado exactamente, por lo que tuve miedo de que hubiera sido más abajo.

Intenté dispararle con flechas o atacarle con mis espadas, pero solo me gané un puñetazo en la herida. Ethan tampoco respondía a mis llamadas, así que cuando vi que estaba a punto de atacar, me agaché y me arrastré para huir. No huir de él, sino simplemente tener un margen para descansar, pero estaba tan débil que sabía que me alcanzaría y me mataría.

Afortunadamente, vislumbré una pequeña bola de fuego que curiosamente fue a parar hacia él. Sol había llegado a tiempo, y me explicó que los habían asaltado. Comprendí entonces por qué Ethan no había venido, el pobre aún estaba inconsciente. Me desahogué llorando mientras Sol me abrazaba, porque fue ese momento cuando me fijé de que mi herida estaba más arriba de donde temía.

Ahora toca descansar, antes de proseguir la búsqueda de Hobsyllwin. Iré en tu búsqueda, pequeño. Te has convertido en algo más que un dragón. Eres mi niño.


[Diario XLI]



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