24 ago 2011

A la noche

Esa mañana desperté mirando al techo de mi habitación, donde había un montón de pajaritas que colgaban del techo. Todas querían mirar hacia todos lados, como si hablasen o preparasen una fuga masiva de mi habitación. Pero allí estaba, y en cambio, Ivana no. Como de costumbre, ya lo tenía como algo normal por mucho que se lo pidiese.

Apareció por sorpresa mientras la llamaba con pereza, porque no me apetecía gritar demasiado. Me dio un buen susto, pero por suerte la abuela no me escuchó. Después de un rico desayuno y una buena ración de azúcar, la abuela me dejó dar un paseo con Ivana, aunque ella no sabía que iba acompañado

Era mi amiga invisible. Y también, mi mejor amiga. Nadie salvo yo puede verla, y a veces se ríen de mí porque creen que hablo solo. Pero no me importa. Me gusta cuando me hace reír, cuando me hizo creer que podía hacer volar una pajarita de papel. ¿Podría hacerlo también con las que había en mi habitación? Ella parecía sorprendida, ¡lo cual era genial! Siempre podía hacer de todo, y todo fuera de lo común. ¡Por fin podía ser tan guay como ella! Seguimos jugando todo el día, hasta que llegó la noche. Nos dormimos casi enseguida, casi no habíamos hablado.

Ojalá no me hubiera despertado esa noche. Ojalá no hubiera ningún motivo para que me despertara. Ivana estaba en el suelo, como dormida, y no se despertaba. Cuando fui a buscar a la abuela, una figura negra, como una sombra muy fuerte, me golpeó y me quitó el colgante. Me desperté después, con mucho dolor de cabeza.

La abuela no está, no la encuentro. Y no me gusta la cara que pone Ivana cuando piensa en que no tengo el colgante que ella me regaló. Todo esto es muy raro, y no quiero quedarme solo otra vez

1 comentario:

  1. No estás solo, me tienes a mí, ¡recuerda que soy la mejor!

    ~Ivana~

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