22 oct 2015

Conversaciones perdidas

Aquel lugar era extraño, oscuro. No suelo juzgar las cosas por lo que aparentan ser, pero las personas que habitaban ese enorme lugar, alejado de todo y todos, solo me indicaban una sensación: hostilidad.
Mi compañero me advirtió que no hablase, y yo queriendo entorpecer lo menos posibles procuré hacerle caso. ¡Poco sabía yo que no podía ni hablar aunque me hicieran una pregunta! Eso sí que es extraño, las personas que se someten a estas enseñanzas se deben volver locas de no poder expresar ni siquiera algún gesto.
Lo más seguro, en soledad, se dediquen a hablar con ellos mismos. Serán muchas las conversaciones que se pierden entre estas paredes.

Pero lejos de la oscuridad y la hostilidad, no puedo evitar sentir admiración. Aquellas estanterías cargadas de libros y más libros. Todo el conocimiento que abarca esa biblioteca apenas podría encontrarlo en nuestro mundo. Imagino cualquier materia, un tema cualquiera al azar... y un libro que, escondido entre esos recovecos, espere darme la respuesta.

Sin duda, lugares extraños. Puedes tomar lo mejor de él o someterte a unas firmes disciplinas.
Yo opto por lo primero.

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