19 abr 2011

Palabras de fuego [III]

No tuve tiempo apenas para acostumbrarme a lo que estaba viviendo. Vivía con el temor de vivir un nuevo episodio, terrible y oscuro como el abismo que creía ver en mis sueños, o visiones, como descubriría con cierta edad.
Mis progenitores dejaron de verme como un muchacho normal a mirarme con recelo, como si esperasen que saltara con una nueva rareza. Como si de una broma pesada se tratase, y yo no podía controlarlo, de ningún modo

Un día encontré a un extraño hombre entrando en nuestro humilde pueblo. Lo miró todo con expresión de desdén, y no era para menos. La bienvenida por parte de los pueblerinos no era dichosa, y tampoco excelsa. El miedo y el prejuicio primaban siempre, como yo ya había comprobado por parte de mis propios padres. Fue entonces cuando supe que no podían ser ellos. Un hijo ha de ser querido en cualquier circunstancia, pero ellos no podían entender eso

El hombre aquel pronto captó mi atención, y yo la suya. Supo encontrar mis ojos cuando lo observaba desde las sombras. Su mirada era profunda y oscura como el océano. Sentí miedo, pero eso no me acobardó a la hora de adentrarme en su habitación de la posada. Me escapé de casa en mitad de la noche, y no fue difícil entrar en la posada cuando su dueño estaba borracho y dormido

Su puerta estaba abierta, pero eso no me extrañó. La excitación por hacer aquello era demasiado grande como atender a aquel detalle. Rebusqué entre sus pertenecias, ya que él dormía sobre la cama. Algunos libros de extraña lengua, como dibujos, que no podía leer... Fue entonces cuando la página que estaba leyendo se iluminó. No había vela alguna, ni tampoco otra fuente. Tardé en descubrir que eran mis ojos, los que reflectaban aquella luz. Nuevamente, estaban completamente blancos

Y pude comprender allí lo que en aquellas páginas se mostraban

Mis ojos iluminaron al dueño del libro cuando éste me habló. Estaba engañado, ya que el bulto de la cama no era más que una quimera. Sentado en una banqueta, me había observado desde que entré en la habitación

- Es tarde y no es una noche para hacer preguntas - dijo con voz pausada - Márchate a dormir

Quedé dormido al instante, por una fuerza irresistible que me sumergió en una noche sin sueños



1 comentario:

  1. Querido Sol, supongo que la curiosidad es algo de lo que en vuestro día no pudísteis remediar. Algo que se paga y que espero que os traiga algo de fortuna en la vida a pesar de todo.

    ~Kyra~ (On metajuego xD)

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