En la quietud de la sala, un alma se debatía entre la rabia y la impotencia. El poder lo era todo, sí, pero en ocasiones, el largo brazo no era suficiente para cazar a alguna pieza escurridiza. Sus delicadas manos, ante semejante situación, estaban fuertemente cerradas
Parecían contener todo aquello que había ocurrido
Un soldado, uniformado impecablemente, tenía el rostro descompuesto y temeroso. Mantenía su casco en la mano, y la mirada al frente
- Mi señora, ¿y bien? - se atrevió a preguntar tras un leve tartamudeo
Sus manos, todavía conteniendo los sentimientos de un corazón afectado, permanecieron así durante unos momentos más para después, quedar inertes. A ese gesto le siguió un suspiro profundo. Miraba a un cielo gris, cubierto por nubes tras las que se escondía el sol
- Dejadla marchar, ya no tiene sentido si su casa está perdida
De momento dejo tu ambición rota, el siguiente paso será volver a recuperar lo que es mio. Aún no has ganado, mi querida tía.
ResponderEliminar~Kyra~