9 dic 2014

¿Es tanto pedir?

Ojalá las soluciones fueran más limpias y sencillas, no que acaban en problemas no mayores, pero sí terribles.
Tras nuestro último beso antes de que empezara el duelo, con la esperanza de que mi magia sobre su arma pudiera darle algún beneficio, lo único que veía en la arena era sangre y más sangre.
¿Es esto lo que disfruta el mundo?
¿El sufrimiento? ¿La ira? ¿La guerra? ¿El dolor? ¿La muerte?

Si es así, no lo entiendo. Porque no hay nada más hermoso que el latir de un corazón, que el amar. La gente no ama. La gente mata.

Roy no es el culpable de esta muerte pues ha evitado que ella se la llevase antes de tiempo. No merecía morir, pero tampoco la víctima. Nadie.
Poco he podido hacer más que ver cómo luchaban delante de mí sin poder detener tal atrocidad.

Al menos puedo dar las gracias porque él siga con vida.
Cada vez que creo que va a morir una oscuridad se cierne sobre mí de una forma tan abrupta que creo perderme en ella para no encontrar la salida.

Tengo miedo de estos nuevos sentimientos. Me gustan cómo están las cosas ahora.
Pero no el derramamiento de sangre.

Sueño con que algún día el mundo recupere la cordura.
¿Es tanto pedir?

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