22 jul 2011

Buenas acciones

Es extraño como una buena acción puede alegrar tu día. Durante el camino hacia la ciudad escuché como de vez en cuando una risa furtiva rompía el silencio. Cuando descubrí que no se trataba de un espíritu, quise averiguar de qué se trataba. Entonces durante la noche, al oírlo, perseguí el sonido de esa risa hasta avistar a una pequeña criatura que corría veloz. Y al alcanzarlo descubrí a un ser extraño. Un gnomo, dijo que era. Su nombre es Curius Pedaldehierro y resultó ser la criatura más parlanchina que he conocido. No se creyó que era una elfa, debido que los elfos, según él, tenían la piel más oscura.

Lo atosigué con mis preguntas, tenía una leve sospecha y tras volver bajo las miradas atónitas de mis compañeros, lo llevé de nuevo aparte para preguntarle. Resulta que para él, los elfos son de piel muy oscura, con cabellos blancos y ojos rojos. Su carácter, muy tosco. Exactamente la descripción de lo que pensaba que era una alucinación del pasado. Drek, aquel elfo extraño que vivía en mi castillo, en un lugar secreto que continúa siéndolo. Pero aún tenía que averiguar qué era, y Curius no quería decirme dónde viven hasta encontrar a su amigo. Sí, ese que durante todo el camino estuvo haciendo que el suelo temblara. Así que tenía que ser enorme.

Esa noche ya estábamos al lado de la ciudad, pero sus puertas permanecieron cerradas hasta el amanecer. Ethan fue a hacer algunas cosas al Infierno, y debido a que Curius es muy escandaloso, le dije a Iefel que durmiera en mi tienda conmigo. Sol se quedó con el pequeño, parecía muy interesado en él, quizá porque nunca había visto un gnomo y quería aprender algunas cosas sobre ellos. Lo que más gracia me hizo fue ver como a la mañana Sol salía de su tienda y se tropezaba nada más poner un pie fuera. Además llevaba las extrañar gafas de Curius, que permitían ver en la oscuridad. Así que estuve largo rato riendo.

Entramos a la ciudad. Era extraño, había mucho jaleo y la gente estaba en constante movimiento. Al llegar al puerto descubrimos lo que pasaba. Una criatura de un tamaño colosal estaba siendo atosigada por los ciudadanos. La encadenaron y por lo que parecía, la estaban exhibiendo. En lo que eran sus manos, había unas garras tan afiladas que podrían cortar sin esfuerzo a una persona en dos.

-¡Es mi amigo!- Gritó Curius mientras corría al encuentro de su “amiguito”.

Por lo que entendí que debíamos entrar en acción. Aquella criatura soltó una de sus cadenas, que estaban siendo agarradas por los mercaderes que encontramos durante el camino (por cierto, ahora tengo dos nuevas armas por cortesía de Ethan. El muy tonto me consiguió un arco…) En fin, Ethan, Iefel y Sol dispersaron a la gente, o la noquearon para evitar daños. Crearon el disturbio mientras el amigo de Curius seguía revolviéndose. Nuestro pequeño amigo se subió a lomos del que no era tan pequeño, por lo que supe que realmente no era peligroso, sino que estaba defendiéndose.

Fui a por la otra cadena que le quedaba, y con mi espada intenté romperla. Al principio la criatura no parecía entender que quería ayudarla, pero después agachó la cabeza y pude ver en sus ojos la comprensión. Entre ambos rompimos la cadena y después de agradecérmelo con unos pequeños toques con la palma de su mano en mi diminuta cabeza, Curius y su amigo continuaron su viaje.

-¡Eh! ¡No me has dicho dónde viven esos elfos!-Le grité mientras se alejaban.

-Abajo.- Gritó mi nuevo amigo mientras se perdían en el horizonte.

Me sentía bien por ellos, como ya he mencionado, es extraño como una buena acción puede alegrar tu día. Además me vi recompensada con información esencial para saber que mi amigo Drek existió y no estaba loca, como pensaba. Pregunté a mis compañeros por ese tipo de elfos. Elfos oscuros, dijeron. Y sí, ahora podía restregar que no mentía, y le expliqué a Iefel que mi amigo era uno de ellos. ¡Y además conozco su idioma! Ya decía yo que no tenía tanta imaginación como para inventarme yo sola un idioma completo.

Más tarde buscamos una posada, aunque pasé todo el mediodía fuera de la ciudad practicando con el arco. En fin, algo sé y poco a poco mejoraré mi puntería y fuerza de lanzamiento. Al volver, Iefel estaba cenando solo, y aunque me uní a él descubrí que lo que quería era pasar la velada con Sol. Terminé antes que él (más que nada, él apenas había probado bocado) y después pedí otro plato y lo puse en nuestra mesa. Sol hablaba con otro tipo, Iefel me dio a entender que estaba un poco celoso, así que me acerqué a él.

-Sol… verás, es que sin querer he pedido dos platos de comida y no tengo demasiada hambre como para comerme los dos.- Eso no me lo creía ni yo.- ¿Podrías comértelo por mí? Está en la mesa de Iefel.

Mi plan funcionó y los dejé comiendo a solas. No era la idea de una cena romántica, pero al menos estaban juntos. Aún no me creo que realmente esté haciendo esto, pero me hizo feliz ver que cuando Sol se acercó a él, mi hermano sonrió tímidamente.

Bueno… ahora toca celebrar este día lleno de buenas acciones. En un rato saldré con Ethan y nos tomaremos algunas copas. Y si son de más, pues mejor. No llevo la cuenta de todas las personas a las que quiero volver a ver, espero encontrarme de nuevo con Curius y su amigo, y con más amigos que he ido dejando atrás.

[Diario XXXII]

4 comentarios:

  1. ¡Estupendo! Por fin descubriste el diminuto y verdadero tamaño de tu cabeza
    - Ethan

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  2. Al menos mi cerebro abarca toda mi cabeza, la tuya está toda hueca.

    ~Kyra~

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  3. ¿Cómo dices? Tengo tanto eco en mi cabeza que no puedo oírte
    - Ethan

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  4. Ahora entiendo por qué los hombres nunca escuchan a las mujeres.

    ~Kyra~

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