16 jun 2011

La peor forma de perder a alguien

Se me han juntado demasiadas cosas. En nuestro camino encontramos a un guardián… más bien un antiguo Guardián de la Noche, que se había fugado y ahora estaba en busca, captura y muerte. Hemos estado ayudándole a pesar de que ello podría suponer un problema más serio, pero finalmente se fue. Espero que el destino lo cuide y no cumpla la terrible profecía de separar su cabeza de su cuerpo.

Quiera o no, ha habido más charlas con mis compañeros y discusiones, como es normal, pero no me apetece hablar de ello, no en estas circunstancias. Llegamos al viejo hogar de Ethan, entre un viento fuerte y frío, pero aquel lugar estaba protegido de ambas cosas. Pasamos la noche en una posada bastante cálida en comparación a todo aquel paraje blanco y helado. Pronto, al amanecer, continuamos nuestro viaje hacia El Muro.

El Muro… parece mentira que ya estemos aquí. No es como imaginaba, pues aunque es frío, y no en el sentido temporal, alrededor parece tener algo de vida, o al menos eso es lo que aparentan los Guardianes. Viendo como estaba el que huyó, estoy segura de que aún no he visto la Verdad.
Pensaba que lo terrible sería encontrar un lugar desconocido por mí y todo Argonath. Tenía miedo de perderlo todo, incluso a mí misma, y aún lo sigo teniendo, pero hay otra cosa que ocupa mi mente por completo en este momento.

Quiero omitirlo todo, la charla con aquel hombre sobre mi hermano y su aparición. Su mirada sobre mí, indiferente, tal vez cordial. Pero solo eso.
Su historia heló mi sangre más que aquel lugar. Una llegada, su comportamiento huidizo y su silencio antes de que ocurriera aquello. Un incendio en el cuál tal vez su papel fuera importante para otras vidas. Sin embargo el Destino deseó acabar con su memoria y olvidar por completo quién era, de dónde venía y cuál era su verdadero Destino. Aunque ya ha cambiado.

Mantuvimos una charla en la cual le expliqué su nombre, quién era yo y por qué había venido hasta aquí. Se mostró distante al principio cuando de mis labios salió la palabra “hermanos”. Aún así escuchó nuestra historia, nuestra familia, cómo cayó nuestra casa y por qué estaba aquí.

Concluimos la conversación con un abrazo, quería llorar en su hombro y suplicarle que me recordara, pero sabía que eso lo aturdiría y se distanciaría aún más. Me dolió y aún me duele el tener que tratar a mi propio hermano de vos… como si fuera un desconocido. Yo para él, lo soy.

No tengo ganas de nada. No sé si venir hasta aquí ha servido de algo ni tampoco si debería quedarme a esperar que mi hermano se aclare. Nada tiene sentido... la peor forma de perder a alguien es que esa persona te haya olvidado.

Al menos está vivo. Al menos no estoy sola. Al menos… tengo una oportunidad mínima de hacerle recordar. Y tan solo acabo de llegar.

[Diario XXI]

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