19 ago 2015

Cuando regresas al mundo del modo en que yo lo hice, sentía que volvía a nacer. Sobre mis hombros cargaba de forma inevitable demasiado horror, muertes y responsabilidad. Quizás me habían enviado al ostracismo por tanto terror propagado cuando ostentaba el poder. No puedo negar que veo el mundo de otra forma. Las imágenes de mi juventud quedan casi difuminadas, como un dibujo que se deshace al ser sumergido en el agua. Ahora solo quedan recuerdos en mi mente de conversaciones en las que mantenía la mente fría antes de hacer algo terrible. Aquellas salas de puro lujo donde gestaba ideas que podrían destruir nuestro mundo. El silencio de las entidades divinas que me habían permitido estar allí. El miedo profundo ante su prolongado silencio. El terror en mi carne cuando comprendí lo que significaba.

Abro los ojos. Ya ha amanecido y escucho el rumor de la ciudad muy lejana. Poco a poco se hace más próxima. En esta diminuta dependencia donde mi sobrina me ha refugiado y donde por desgracia la muerte sacudió su vida. Todavía no sé si prefiero la quietud de mi cautiverio en el bosque o este frenético ritmo donde pasan demasiadas cosas y a demasiada velocidad.

Mientras mi estancia dure, permanezco invisible. Volver a la vida anunciando sin temor el hecho de estar de nuevo entre los vivos sería... pretencioso. Así lo pienso. Como si nada hubiera pasado, como si todo estuviera perdonado. Y no lo deseo así, quiero una oportunidad para redimirme. Empezar de cero, conocer desde abajo el mundo que goberné un día. Therin así me lo ha permitido, y sería un desprecio no aprovecharlo. Quién sabe lo que podré descubrir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario