La muchacha había sido una curiosa distracción, pero nada más. Ahora estaba temblando entre las sábanas, repugnada por mis caricias y a punto de ver como todo su plan se iba al traste. Creía haberme engañado, y dejarme llevar en una farsa ha sido la decisión más inteligente. Hacía tiempo que no me divertía tanto a manos de un mortal.
Ni siquiera era inoportuno el estar solo ante tales amenazas. Así no habría distracciones, así podría demostrarle al que todavía me llama "aprendiz" lo lejos que ha quedado ya de mí. De mi poder y mis ambiciones, nada que ver con la mesura que él intenta inculcar. De tener ese opresivo control ya estaría muerto a manos de la opresora. Y ahora arrebatará dos vidas de golpe.
Nunca una victoria sería tan sencilla. Y estaba deseando encontrar los restos que quedaran...
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