6 sept 2011

Entrega y encuentros

Él está enfadado. Entró en la habitación golpeando la puerta, pero luego se detuvo pensando que yo seguiría dormida. Fingí hacerlo para que no tuviera que fingir una preocupación que no sentía. No se había dado cuenta, pero yo sí: un demonio había llegado a la posada en la que descansabamos, y habían estado muy cerca el uno del otro.

Supongo que su enfado habrá sido mayor que cualquier otra emoción... Tampoco ha tratado antes con demonios, y no sabría reconocerlos. Yo tampoco, pero este era... diferente. Su aura era tranquila, como en paz. Me esperaba algo más caótico, como un mar en plena tormenta. No parecía buscar ningún mal, ni para mí ni para él

Primero sentí un gran miedo, y me escondí entre las sábanas, esperando que no me encontrase, que no me buscase siquiera. Pero después encontré algo familiar en él. Como una luz que le rodease, una sonrisa que permaneciese detrás de su persona y le diese calor
¿Quién podría ser?

1 comentario: