12 sept 2011

Prisionero de recuerdos

La esfera de luz fue como un faro para todos nosotros. Un viejo hermano, capturado y herido con la ausencia de libertad, volvería a nosotros con el corazón encendido de rabia y sus manos sedientas de sangre. No tardaría en llegar a nosotros, como un perro apaleado lejos de casa

Difícil de domar, pero con el tiempo necesario, acabaría con cualquier cosa con una simple orden.

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Mirar el cielo era el único entretenimiento. Las estrellas pasaban lentas esperando que las ahuyentase el amanecer. Demasiado lentas. Solo habría que esperar a cualquiera que se sintiera demasiado confiado como para acercarse. No sabían que con cualquier movimiento brusco podría balancear mi jaula y tomarles del cuello. Los guardias no llegarían a tiempo para evitar que crujiera como una ramita en mis manos.

Pero eso no era divertido.
Demasiado fácil

Quería ser libre para poder trabajar a mi aire, bajo un caudillo cruel que no quisiera mancharse las manos con torturas y otros asuntos turbios que le propiciasen la infamia. Trabajar a oscuras, en una celda donde mis pacientes pudieran pudrirse. En la oscuridad, siempre quedaba un margen de error, y si por casualidad fallaba en mi objetivo... Los gritos de dolor eran igual de placenteros a mis oídos

Ella se acerca, y dejo de escuchar los gritos que me ayudan a dormir. Recuerdos de tiempos mejores, y ella los aleja. Tal vez sea algo bueno pensar en el presente, para poder avanzar en el futuro.

La llave sigue oculta
Úsala bien

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