14 may 2011

Viajando con un demonio

Ya hemos emprendido nuestro viaje. La despedida no fue tan dura, aunque cogí cariño a Gran Sapo y a los demás e incluso me había acostumbrado a que me llamaran renacuajo, ya me he concienciado de que no puedo echar raíces en ningún lugar… al menos de momento. Ethan me regaló un colgante bastante extraño, pero viniendo de él es todo un detalle. Aunque seguro que había algo escondido en todo eso. Bueno, poco después supe lo que era, pero no voy a escribirlo ahora sin explicar lo que ocurrió antes, ¿no?

Salimos de la ciudad y bueno, simplemente cabalgabamos por el bosque. Aún me descolocaba el cambio de personalidad que Ethan tiene de la noche a la mañana. Era raro, pero no parece la misma persona. Y quiera o no, tiene algo bueno por el día y por la noche al mismo tiempo. Ah, y otras muchas cosas malas, hay que añadir ese punto importante. Pero bueno, incluso le he cogido aprecio. Sin pasarse.

Hemos jugado a preguntarnos cosas y a pesar de no descubrir mucho, me había llamado la atención que guardara un secreto relacionado conmigo. Además de haber matado a alguien, pero nadie es perfecto, y yo no soy quien para juzgar eso. También me explicó que aquella criatura que vimos tras matar al lobo (si se puede denominar así) es un demonio y lo que estamos haciendo es huir de él. El colgante… bueno, es uno contra demonios, ya sabía yo que algo tenía.

-¿Cómo podemos deshacernos del demonio?-Le pregunté.

-He combatido antes contra otros demonios, pero no sé como vencer a este.

-Igual con algo de… ¿magia?

-Sí, es posible.

Me quedé callada. No me hacía ninguna gracia tratar con magos, y sabía que ese sería nuestro destino. Así que eso decidimos, buscar una torre de magos y a alejarnos de la costa, a pesar de que ese no era mi destino. Pero si no, nos va a perseguir siempre y lo mejor es eliminarlo cuanto antes de nuestro camino. Mi mayor temor es encontrarme a Sol allí.

No tardé mucho es descubrir su secreto. Solo me fui un momento a… no recuerdo a qué. Pero deje a Ethan descansando al pie de un árbol. Al volver Ash no estaba y él aunque parecía que estaba dónde lo dejé, tampoco estaba… al menos, no su conciencia.

Sus ojos estaban negros y su voz no era la suya. No. Era la de aquel demonio, que al parecer se había introducido dentro de él. Nuestros colgantes brillaban, y parecían repeler a la criatura. Le dije que saliera de él, que buscaría a Sol, creo que es eso lo que quiere y a pesar de no querer hacerlo, tengo que encontrarlo. Hasta que por fin salió.

Lo dejé durmiendo y lo cubrí con una manta. Yo también caí traspuesta.

Al amanecer, era el mismo de siempre. Bueno, el mismo de cuando es de noche. Le va a durar esa faceta unos días, me dijo. Su secreto no era otro que el simple hecho de tener sangre de demonio. Y aunque me asusté un poco al principio, he comprendido que no por ello debo darle de lado. Como ya he mencionado, le he cogido aprecio.

Y allí vamos, en busca de la torre. Pronto llegaremos y espero que haya servido de algo.

[Diario XIII]

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