10 may 2011

Va de monstruos

Finalmente lo he logrado. Aunque pensé en el momento que vi aquella huella que no iba a contar esta experiencia jamás. Era como la zarpa de un lobo, salvo que parecía ser cinco veces más grande de lo habitual. Lo peor llegó cuando contemplé a la verdadera criatura, un lobo casi tan alto como yo caminando a cuatro patas. Ni mencionar su tamaño erguido.

Fue una batalla dura y aunque algunos salimos heridos, unos más que otros he de añadir, conseguimos vencer. Ethan y yo decidimos volver más tarde para examinar el cuerpo e intentar averiguar que criatura era.

Mala idea. El cuerpo inerte del lobo dejó de serlo al llegar. Su parte trasera permanecía inmóvil mientras se arrastraba con sus patas delanteras, con unos ojos negros como abismos y un movimiento sumamente tétrico. Poco a poco, su mandíbula se fue abriendo hasta desencajarse, expulsando una especie de pus negra que fue tomando forma de hombre.

No un hombre cualquiera. Era Sol. Pero al mismo tiempo no lo era. Fue extraño y aunque efímero, duradero.

Ethan dijo que vio a su padre, y aunque dedujimos que tal vez habíamos visto cosas distintas, me inquietaba y aterraba al mismo tiempo. Supuse que no tardaría mucho en encontrármelo de nuevo, y así fue.

Me dijo atrocidades acerca de Sol. Y no quiero creerlas, pero al fin y al cabo es un desconocido que jamás habló de él. Y aunque pude huir sé que volveré a verle. Pronto nos iremos, Ethan y yo, pero antes él irá a un viaje y yo buscaré a mi hermano. O tal vez me quede ahogando mis lamentos con algunas copas que no sientan nada mal.

[Diario XII]

1 comentario:

  1. Cada uno de vosotros tiene una espina en su pasado, y la contempla en ese extraño ser. Tal vez, ese demonio sea un espejo para todas las criaturas vivas

    ResponderEliminar