25 nov 2011

Amarga venganza

Después de aquel día fatídico, las cosas se fueron poniendo más o menos en su sitio. Conseguimos salir al fin de Dyl, sin problema alguno y con Hob surcando el cielo. Tras debatir entre que hacer y no, finalmente Darius se fue a buscar su barco, y nosotros continuamos nuestro viaje.

Es curioso el Destino, ¿cierto? Llegamos a parar a un pequeño pueblo en llamas, al cual ayudamos a apagar el fuego y a rescatar a quienes estuvieran atrapados. Y allí lo vi. Un hombre cubierto con una túnica casi tan negra como el color de su piel. Algunos habitantes de allí lo estaban intentando ayudar, y yo, impulsada me encontré ayudándolo a escapar.

Cuando huyó, lo perdí en el bosque incluso después de haberlo perseguido un rato. Aunque luego vi unos ojos rojos que me observaban desde algún punto de ahí. No eran los de Ethan, y quería imaginar que eran los de aquel a quien conocí hace mucho.


Escuché la voz lejana de Ethan, llamándome. Sin embargo quería averiguar de una vez por todas la identidad de mi acompañante. Hasta que lo encontré de frente.

Sí, era él. Con su piel negra como el azabache, sus ojos rojo sangre transmitiendo esa mirada recelosa a cualquiera, pero que, a pesar de que nunca lo dijera, escondía un profundo miedo.

Drek me observaba, y al preguntarle y confirmar su identidad, me sentí aliviada a la vez que enfadada. Aún me sentía defraudada por su desaparición. Pero al menos, estaba ahí.

Ethan seguía llamándome, estaba enfadado porque habían desaparecido sin más. Una vez tratado el asunto y haberlo llevado de nuevo al pueblo, regresé y encontré una pequeña hoguera.

Estuvimos hablando no demasiado tiempo, pues la conversación tomó un matiz desagradable. Al parecer, fue mi padre quien lo encerró en aquel lugar, y no contento con ello, mató a sus padres y a su hermano. Y para rematar la faena, Drek reclamaba venganza.

"¡Ni hablar!" Pensé. Le advertí que no dejaría que matase a mi padre y que lucharía contra él hasta la muerte si era necesario. Ahí quedó la cosa, tan solo tenía que llegar antes, con mi padre.

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Prácticamente estuvimos todo el día en movimiento. Sol, Aeryn y Hob fueron por su lado, mientras que Ethan, Ash y yo por el nuestro.

Al llegar a su casa, no tardé en pedirle explicaciones. Terribles realidades que hubiera deseado no conocer. Un hombre que lucha por prejuicio no merece el honor de un guerrero. Sin embargo, en ese momento el asunto era otro.

Drek apareció primero causándole heridas en el rostro, y después regresó cuando yo estaba presente, quedándonos los tres en la sala, conversando.

Y entonces comenzó todo. Un velo de oscuridad y una lucha a ciegas. Escuché una queja de mi padre, y sentí mi cuerpo cayendo sobre el de Drek para apartarle de su lado. A pesar de no poder ver, acerté con mi blanco. Ambos nos agarramos del cuello, pero él lo hizo con más fuerza.


Las mías fueron disminuyendo al mismo tiempo que las palabras salían de mis labios.

Porque... ¿qué culpa tenía yo de sus prejuicios? ¿Por qué tenía que sufrir la pérdida de mi padre a manos de quien siempre ha sido un gran amigo? Y creo que él lo comprendió.

Me intenté poner en su lugar varias veces, y para apagar el fuego de su ira mentía diciéndole que yo en su lugar no mataría a su padre. Sí, mentí, pero cuando me sostenía del cuello y "vi" de pronto la amarga realidad, abrí mi corazón una vez más.

No quería perder a mi padre, prefería que su mano apretara con toda su fuerza mi garganta hasta hacerme soltar el último aliento. Entonces sí que le dije la verdad. Si yo fuera él... no querría hacerle pasar el dolor de perder a un ser amado por simple venganza. No, nunca a un amigo.


Al acabar de hablar y sentir menos presión en mi cuello, simplemente se marchó.

Y cuando recuperé la visión, tan solo me aseguré de que todo estuviera en orden. Con un beso me di por despedida.


[Diario LI]



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