20 sept 2011
Alianzas
Ahora estaba en casa, templo del saber, y se restituiría. Lo más preocupante serían sus heridas. Alguien había conseguido canalizar su propio poder para volverlo en su contra. ¿Cómo lo harían? Lo ignoraba, pero eso no quedaría así por mucho tiempo
Se estaba jugando con fuego. Nadie sometería a un señor, aunque fuera menor, del infierno. Af el Derrotado no lo permitiría por mucho tiempo, y yo tampoco. Habían pasado la delgada línea que podía poner en peligro nuestro mundo. No podían tener idea del poder que poseían, y en manos equivocadas podría suponer la destrucción
Mi nombre es Necron, y comienza la búsqueda de respuestas. Ophiel sobrevivirá a sus heridas, pero deberá esperar si quiere acompañarme. Desde aquí puedo ver a algunos mortales que sigan sus pasos. Tendré que seguir también sus pesquisas, ¿quién sabe lo que puedo descubrir?
Otra promesa rota
La situación se me escapaba de las manos. Cada sueño era más agobiante que el anterior y lo peor es que ahora lo veía con más frecuencia en la realidad. Ethan aún no sabía nada sobre ese último sueño ni sobre su pequeña visita a casa… supongo que en algún momento debería contárselo.
Cuando me excedí con la dosis de aquel estimulante… no pude ocultarlo más (y más aún cuando estuve durmiendo durante dos días), entonces me preguntó. Tras discusiones sobre la confianza, las promesas, el enfado por ocultarlo con la excusa de “no quiero preocuparos” y demás reproches, decidí tras reflexionar unas horas que debía contárselo. Accedí a dale un voto de confianza, porque temía lo que podría ocurrir.
Y ocurrió. Al contárselo decidió encontrarse con él a solas, desapareciendo como siempre hace y sin dejar ningún tipo de rastro tras de sí.
Llena de ira contenida durante largas noches y ese instante de sentirme angustiada, como cada vez que Ethan me hace eso, fui en su búsqueda. Después de preguntar al elfo inaguantable por su compañero leñador, me indicó por dónde estaba. Allí los encontré, al verdugo, a Ethan en el suelo y a la mujer que una vez me crucé y que tenía unos saquitos curiosos con algo. Fue una auténtica sorpresa, y más aún cuando me atacó.
Primero fui a por el verdugo, pero se detuvo sin motivo aparente y proseguí con ella. Fue una dura pelea, su lanza parecía fuerte, y fue un error partirla en dos para darle pie a manejar dos armas. Pero con mi último ataque, conseguí hacerle una gran herida. Por desgracia para mí, la muy […] no murió, y desapareció de forma curiosa. Como si se fundiera con su propia sangre… hasta desaparecer por completo.
No sabía, ni sé, por qué el verdugo estaba en el suelo inconsciente, y… deseé con todas mis fuerzas acabar con todo en ese momento, dar fin a su miserable vida y librarme de él hasta sentir de nuevo algo de paz en mis sueños. Iba a hacerlo, estaba cerca, demasiado cerca. Casi sin pensarlo me acerqué para matarlo… quizá ese casi fue mi perdición. Quizá me lo pensé demasiado para decidir no hacerlo. Aunque no es propio de mí matar a sangre fría, creo que… tengo motivos y las suficientes agallar para ello. Pero no hay nada como un combate justo. De momento lo dejaría con vida, incluso no le privaría de su capacidad de caminar para poder enfrentarme de nuevo a él. Sin embargo no habrá una segunda oportunidad para ese miserable.
Fui hasta Ethan tras patear un poco al verdugo… ¿qué esperabas? No iba a dejarlo ahí sin darle una patada ni nada. Él estaba herido, al parecer bastante. Casi como si se me fuera la vida con ello, dejé que se marchara al Infierno a curar sus heridas, aunque hubiera deseado ir con él.
Estoy de acuerdo con no dejarme ir al Infierno si eso afecta a nuestro hijo. Pero estoy cansada de sentir esa incertidumbre y angustia cada vez que le cuento algo y reacciona así. Harta de que se esfume sin dejar rastro, sin dejar que ayude o dé mi opinión sobre su decisión, sin pensar antes en las consecuencias. No soy el mejor ejemplo, sin embargo no es la primera vez que desaparece de esa manera. Yo no aprendo, pero él no se queda atrás.
Quizá esa promesa se quede sin cumplir. No es que no quiera que se preocupe… es que no quiero que reaccione de forma violenta siempre que le cuente mis problemas.
[Diario XLVII]
Espejo y Reflejo
Pero había algo más.
Ella estaba allí, observandome casi con la mirada muerta. Sus emociones parecían dormidas desde hacía mucho tiempo, ya había olvidado por qué. Cruzada de brazos, parecía esperar cual era mi reacción. No se me escapaba algo de burla en su gesto, apoyada sobre la pared, mirando como me contenía a la vez que estaba herida de gravedad
- Menuda sorpresa, Reflejo, verte así - dijo con calma, quizás divertida
- No volverá a suceder, puedo asegurartelo - le respondí con dureza mientras me levantaba a duras penas.
Estando en el refugio, mis heridas comenzaban a sanar paulatinamente. Seguimos en silencio, sintiendo como su mirada pesaba sobre mí, y yo miraba al vacío, sintiendo como todo volvía a la calma. Efímera calma
- La próxima vez, Espejo - le dije casi en susurro - no volverán a interponerse en nuestro camino. - la miré con una sonrisa en mis labios - Y no volverán a molestar a cualquier otro mortal
13 sept 2011
Reencuentros y aventuras
12 sept 2011
Prisionero de recuerdos
Difícil de domar, pero con el tiempo necesario, acabaría con cualquier cosa con una simple orden.
Mirar el cielo era el único entretenimiento. Las estrellas pasaban lentas esperando que las ahuyentase el amanecer. Demasiado lentas. Solo habría que esperar a cualquiera que se sintiera demasiado confiado como para acercarse. No sabían que con cualquier movimiento brusco podría balancear mi jaula y tomarles del cuello. Los guardias no llegarían a tiempo para evitar que crujiera como una ramita en mis manos.
Pero eso no era divertido.
Demasiado fácil
Quería ser libre para poder trabajar a mi aire, bajo un caudillo cruel que no quisiera mancharse las manos con torturas y otros asuntos turbios que le propiciasen la infamia. Trabajar a oscuras, en una celda donde mis pacientes pudieran pudrirse. En la oscuridad, siempre quedaba un margen de error, y si por casualidad fallaba en mi objetivo... Los gritos de dolor eran igual de placenteros a mis oídos
Ella se acerca, y dejo de escuchar los gritos que me ayudan a dormir. Recuerdos de tiempos mejores, y ella los aleja. Tal vez sea algo bueno pensar en el presente, para poder avanzar en el futuro.
La llave sigue oculta
Úsala bien
9 sept 2011
Sueños
Atado, encadenado y con los ojos vendados, sumido en un sueño eterno del que ni siquiera es consciente. Lo encontramos en una prisión, llorando su desdicha, mientras su carcelero se reía de su desgracia. Aquel malnacido que se hacía llamar guardián del orden... Lo mandé empalar a la primera oportunidad. Y nos llevamos nuestro tesoro con nosotros
Su cuerpo está marcado por extraños tatuajes que bien podrían ser de nacimiento. Desde un principio estaba sellado con semejante don. La primera noche que pasó en nuestro poder nos condenó con terribles pesadillas de las que a duras penas pudimos escapar. Fuera de control, su poder puede resultar mortal. Por ello le tenemos bajo nuestro poder. A oscuras, la luz le daña su frágil piel.
En la oscuridad, los sueños surgen con mejor fluidez. Y los miedos se acrecentan en su silencio
6 sept 2011
Entrega y encuentros
Supongo que su enfado habrá sido mayor que cualquier otra emoción... Tampoco ha tratado antes con demonios, y no sabría reconocerlos. Yo tampoco, pero este era... diferente. Su aura era tranquila, como en paz. Me esperaba algo más caótico, como un mar en plena tormenta. No parecía buscar ningún mal, ni para mí ni para él
Primero sentí un gran miedo, y me escondí entre las sábanas, esperando que no me encontrase, que no me buscase siquiera. Pero después encontré algo familiar en él. Como una luz que le rodease, una sonrisa que permaneciese detrás de su persona y le diese calor
¿Quién podría ser?
Invitación especial
Después de tanto tiempo te escribo, padre.
¿Por dónde empezar a contarte? Después de dejarte han pasado muchas cosas. Y lo más rápido es el tiempo. El viaje ha sido duro, y ha habido desilusiones y esperanzas en él. Quiero que sepas que he encontrado mis mayores objetivos, y que Iefel me acompaña en mi viaje, al igual que Sol... supongo que recordarás que se fue en su día. Todo tiene explicaciones. Encontré a Dorek, en tierras lejanas tras acabar su prueba como Atalaya… sin embargo no se ha incorporado de momento con nosotros. Pero estoy segura de que pronto lo veremos y estaremos de nuevo juntos los cuatro.
También he conocido a muchas personas nuevas en mi viaje, y se ha incorporado uno más a nuestro pequeño grupo de aventureros, que sin duda me ha ayudado a encontrar a Iefel, a Sol y a Dorek. Su nombre es Ethan, es un tiflin bastante extravagante, pero un buen hombre después de todo. No habría podido llegar tan lejos sin su ayuda.
Perdí el rastro a Hedrek hace ya bastante tiempo, poco después de dejarte a ti. Supongo que estará bien… también mantengo la esperanza de volver a verlo.
Quizá un día especial nos encontremos todos de nuevo… un día que ya está marcado y en el cual espero recibir un fuerte abrazo tuyo y ver tu más sincera sonrisa. Padre… después de todo este tiempo he decidido que quiero dirigir mi vida hacia un nuevo Destino que marcará un gran cambio. Me caso.
Estoy segura de que la noticia no solo será impactante sabiendo cómo soy yo, pero quiero que sepas que estoy más feliz que nunca y que deseo con todo mi corazón verte el día 30 de marzo en Dyl, aquella ciudad tan cercana a la nuestra. La ceremonia dará comienzo al atardecer, y el convite será poco después del anochecer. Supongo que habrás adivinado quien es el hombre que he escogido para compartir mi vida… Ethan seguro que se alegrará de conocerte y deseo que tú también te alegres de ello.
Espero noticias tuyas, padre… al igual que verte de nuevo cuanto antes.
Muchos besos de tu hija, Kyra.
[Atentamente: Kyra & Ethan]
P.D: No olvides que la asistencia del padrino es la más importante para mí.
Bestias
Aún cuando sentía perder el conocimiento, sonreí para mi mismo. Sabía que, cuando llegara el momento, mi pequeño juguete estaría dispuesto para derramar aún más saña con aquellos a los que estaba destinado
Nuestro nuevo y legítimo señor estaría contento si viera lo que es capaz de hacer. Sus ojos dorados siembran el miedo, y sus fuertes garras te envían a un lugar de pesadilla, de donde fue creado:
El mismo infierno
5 sept 2011
Decepción
Por lo general todo marchaba bien. Hob se recuperó pronto gracias al excéntrico anciano que se supone que va a ayudarme a criarlo. En el fondo le agradezco que viniese. En fin, poco a poco aprenderé como cuidarlo y que esté bien.
Además he estado preparando mi boda. Los invitados, la fecha, el lugar… la vestimenta aún me la estoy pensando. Al final seguro que accedo a ponerme un vestido. Bueno, es mi boda, soy yo la que tiene que destacar, ¿no? Y ya que vienen las personas que quiero, voy a arreglarme para la ocasión.
El 30 de marzo, dentro de dos meses, nuestro enlace se dispondrá en Dyl, la primera ciudad que pisé tras huir de la que fue la mía. Todo por lo general parece perfecto.
Ahora tocaba el tema de los invitados, mi padre, mis hermanos, Sol, Hob, Arnie, Laila, Darius y la poca tripulación que conocí, Gran Sapo y la pandilla, Alvin y… Hedrek.
Él suponía la mayor complicación, porque ni siquiera sabía que estaba con otro hombre. Aún así escribí las invitaciones. Unas más directas, otras más sutiles como la de mi padre y la de Hedrek, en cuya carta solo añadí una pequeña frase en la que decía que me casaba.
Así que se la di a Ethan, no sabía cómo ir hasta Hedrek, y él era el único que podía saber dónde estaba. Realmente solo le pedí que buscase dónde estaba, pensaba enviarle la carta por otro tipo de vía. Pero mientras caminábamos, después de irse él tras toda la noche, lo vimos caminar hacia nosotros.
Parecía normal hasta que me di cuenta de que tenía el ojo derecho amoratado.
Ethan le dio la carta en persona a Hedrek, y como reacción tras leer la carta, le propinó un puñetazo. Por suerte Ethan no se lo devolvió.
Por lo que sabía que tenía que hablar con él urgentemente y explicarle o… bueno, tenía ganas de pegarle por haber hecho eso a Ethan. Afortunadamente Ethan pudo llevarme al lugar.
Una pequeña posada, no sabría distinguir la ciudad. Él se quedó fuera mientras yo me adentraba en busca de Hedrek. Y ahí estaba, de espaldas a mí, con una jarra en la mano y mi carta en la otra. Le toqué el hombro.
Sus ojos me miraron con algo de… ¿desdén? Apretó la mano que sostenía la carta, doblándola de mala manera. Y se levantó. Ahora está más grande, su expresión no es la misma y parece bastante… amargado, por así decirlo. No encontré nada del Hedrek que conocí, salvo aquellos ojos azules clavados en los míos.
Apenas salieron palabras, pregunté qué fue de él y me dijo que algún día me contaría, pues es largo de contar. Afirmó que golpeó a “mi mensajero”, simplemente por la noticia. Estuvimos ahí, de pie, y yo me mantuve deseosa de darle un abrazo después de todo el tiempo pasado. Sin embargo me reprimí, tenía miedo de dar falsas esperanzas o de que no fuera correspondido. También reprimí algunas lágrimas por el hecho de aquel encuentro tan frío.
Fue cuando me preguntó: “¿Qué deseas hacer?” Justo al momento en el que me disponía a irme. Yo pensé: “Abrazarte”, pero en lugar de decirlo le hice la misma pregunta, pensando que me abrazaría.
En lugar de ello, me sorprendió con un beso que evité rápidamente. Solo eso, me besó y se fue. Pero yo no iba a dejar así las cosas y le lancé la jarra de madera a la cabeza. Entonces me fui del lugar.
Lo más difícil fue decírselo a Ethan, cuyos ojos se volvieron más rojos que de costumbre. Aún así se resistió a hacer lo que realmente deseaba hacer, y aún se lo agradezco.
Hedrek… me has decepcionado. Después de tanto tiempo sin vernos, supuse que nuestro encuentro sería algo más cálido de lo que ha sido. Tampoco esperaba ser la alegría de tu vida… pero al menos un abrazo, un “te he echado de menos”, un apretón en el hombro. Lo que fuese, excepto besarme. Me siento traicionada, pues a pesar de saber que voy a casarme, te has aprovechado de mí en ese aspecto: la confianza.
[Diario XLV]
4 sept 2011
El maestro
No eran instruidos con el odio, pero sí con el valor de las almas. Mi buen amigo, nigromante por excelencia, me había concedido una piedra de Erythnuul, capaz de convocar a muertos vivientes que entretuvieran mientras hacía el trabajo.
Quería medir sus fuerzas.
¿Cuanto habría progresado en aquellos años?
Apenas era un niño cuando había comenzado mi educación, y ya la soberbia le corrompía. Quería el mundo a sus pies, quería el mundo para verlo arder con el regusto del sádico. Quería tener el poder de las almas para tenerlas en su poder, marcandolo todo con un deje de melancolía falsa que a nadie podía engañar. Fingía una tristeza por la tierra que quería ver destruida
Aquel dragón plateado, prodigio que mis ojos podían ver, advirtió mi presencia. Su juventud le propiciaba a la curiosidad, que sería mortal en mis manos. Su potencial era grande, y su poder, mayor. Y la elfa que lo protegía era también valiente.
Allí estaba él. Ignorado por el tiempo. Seguía siendo un vanidoso, aún por el paso de los años. El combate fue rápido. Nuestras miradas se cruzaron, pero no compartimos la sonrisa con la que le obsequié. El dragón está herido, lo que le valdría como advertencia
El tiempo se le agota
3 sept 2011
Una nana para mi dragón
Se alejó. Como no, sin hacerme caso. Y eso que lo castigué, como buena madre que soy. Bueno, algo parecido. Pero se me desgarró el alma cuando lo vi tirado en el suelo, en forma de dragón, y con una herida en el costado.
No me fijé en aquel hombre en ese momento, quería que le entregase a Hob, y no me di cuenta, hasta que Ethan me dijo que se lo diera, de mi manera de protegerlo. Me costó entregárselo a Ethan, pero al hacerlo salió corriendo. Buena estrategia.
-¡Cogedle!-Gritó el hombre, mientras invocaba a unas criaturas que no parecían en absoluto vivas. Vestidos con armaduras y cascos, con trozos de carne podrida. Incluso podía ver algo de sus tejidos internos. Pero no me entró el pánico, y comenzó la batalla.
Cada vez que acribillaba a esas criaturas, no daban muestra de dolor. En un momento dado de la pelea escuché algo caer, pero no me di cuenta hasta más tarde de lo que era. Continuamos, no eran muy fuertes, pero al estar muertos tenían la ventaja de que no podían volver a morir. Dos de ellos se prendieron en fuego, el último que me quedaba fue decapitado. Pero a pesar de estar sin cabeza, su cuerpo seguía luchando, fue entonces cuando me entró el verdadero pánico.
Luego, todo estaba nublado.
Desperté en los brazos de Iefel, todo había terminado. Me explicó que el hombre se fue tras coger algo del suelo, y entonces me fijé en que no tenía el colgante de Ethan. ¡Maldita sea! Su primer regalo, y además tenía la libélula enganchada. Ya no podría comunicarme con él y sí, ahora me siento más vulnerable. No por mí, sino por el bebé. Y también por Hob, que apareció en su forma humana en brazos de Ethan al instante.
Tiene fiebre, al menos Sol ha curado su herida. Es tan pequeño que temo que esas fiebres acaben con él. Espero que mis nanas y caricias ayuden a que se sienta mejor.
[Diario XLIV]