26 ago 2018

Viaje V - Epifanía

He estado reflexionando desde el comienzo de mi viaje sobre algo que todavía no había plasmado aquí. Por mucho que lo deteste, los Dioses existen y forjan caminos en contra de nuestra voluntad. Es pretenciosa pensar que quizá sean tan severos conmigo porque soy capaz de hacer cosas grandiosas, llevar a cabo cambios necesarios en este mundo. Como ya ha ocurrido en el pasado. Como puede que suceda en el futuro.
En un principio pensé que estar infectada por esta enfermedad era debido a que estaba destinada a encontrar el antídoto y salvar a los afectados. Arrogante y egocéntrico, sí, pero al menos daba un sentido a tanto sufrimiento gratuito.
Sin embargo ahora, después de lo que he encontrado ahí abajo... creo que la enfermedad no es más que una excusa. De ser así, significarían muchas cosas. Desde que recientemente pacté con el Refugio para que nacieran más seres como mi hija, los Dioses han buscado la manera de hacerme saber que ya existen. Para ello tuve que ser infectada por una enfermedad cuya cura está exclusivamente en la castigada Medor... donde se esconden no sólo uno, ni quizá solo veinte. Sino cientos de ellos.
Puede que los Dioses quieran que lo saque todo a la luz, que los salve, que les permita vivir una vida en comunión al resto de criaturas de esta tierra.
Estoy destinada a cambiarlo todo, siempre lo he hecho, y lo seguiré haciendo hasta el fin de mis días.
Por fin lo entiendo todo.

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