24 ago 2018

Viaje IV

He tenido que despedirme de Kennara. Sé que prometí dejar que eligiera su destino, pero mi deber como madre es enviarla a casa. Cuando sea más adulta podrá cumplirlo, y si aún quiere, yo misma viajaré a su lado para que encuentre las respuestas que busca.
Siempre son duras, las despedidas últimamente son demasiado frecuentes en mi vida, y nunca habían estado tan cerca de ser definitivas.
Espero que en casa pueda estar bien, ser feliz. El resto continúa con su vida y eso me ha permitido descansar mejor últimamente.
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Ha llegado el momento de Athor. Sé perfectamente cómo se siente, pero este viaje tenemos que seguirlo solos. Para empezar nos hemos cruzado con esclavistas y muy a mi pesar nos hemos unido a ellos para tener más garantías de llegar a alguna parte.
Pero soy incapaz de dormir. A cada cual que observo de reojo creo ver a mi antiguo amo, él estaría encantado de estar en este lugar. No me extrañaría encontrármelo, aún sabiendo que la Emperatriz se hizo cargo hace años de él.
Pero no puedo evitarlo. Solo de pensarlo tiemblo, y ojalá se quede solo en un mal trago que pasar antes de separarnos de esta gente.
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Parecía que nombrarla en mi anterior reflexión era una invocación. Ya conocía que Morrow estaba en Medor, pero no esperaba que el encuentro fuera tan pronto.
Ha destruido por completo esta caravana de esclavistas y ahora viajamos juntas.
En parte me siento absurda, me fui huyendo de esta unión y ahora el destino me la ha traído conmigo. Eso me hace pensar que podría haber hecho las cosas bien desde un principio, hacer saber a todos que me marchaba de viaje con ella, dejarles tranquilos desde el principio.
Pero... Cuando me marché, lo hice creyendo no volver nunca. Sin embargo ahora continúo para volver lo antes posible.

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