18 ago 2018

Viaje II

El tiempo pasa demasiado lento en este barco, sobre todo cuando el hambre empieza a hacer mella. Pensaba que un viaje en mar desde Kaine-Duin hasta Dalanvor era ya de por sí peligroso. Pero no hay punto de comparación. Apenas tengo tiempo de escribir salvo este momento. Por lo menos ya no escribo como si hubiera perdido el juicio, quizá porque ya lo he hecho. Los asaltos, el hambre, las tormentas... Al menos me permiten pensar en otra cosa.
Pero a veces se me olvida qué estoy haciendo aquí. Y de hecho creo que estoy descuidando algo... sin embargo no consigo recordar de qué se trata.
--
Por fin llegamos a tierra, aunque no del mejor modo. Casi como si hubiéramos naufragado, la mayor parte de la tripulación no ha podido sobrevivir. Al menos Athor y Mekra están a salvo y viajan conmigo. No imaginé tener tan buenos compañeros de viaje, en tan poco tiempo ya les quiero demasiado. Agradezco que no me odien por haberle transmitido mi enfermedad, aún no entiendo cómo no lo hacen.
Pero no voy a seguir cuestionandolo, necesito pensar en positivo por una vez.
--
¿Qué me ocurre? Anoche Athor me besó, y yo le correspondí. Creo que estoy demasiado ansiosa de emociones y de vivir, y aunque ahora mismo podría presumir de una relativa libertad, más adelante seguro me arrepentiría.
Pero lo necesito. Apenas sé nada de Zandhur, y es el único que puede tocarme en mis circunstancias. Necesito calor, hay demasiado amor dentro de mí... y demasiado fuego.
--
He encontrado a mi niña. Por unos instantes me sentí decepcionada, pero no de ella. Pensé que había sido tan horrible como madre que mi hija solo se veía a sí misma como un arma. Ojalá poder encontrar a más como ella y que sean todo lo que ella cree que no es, cosas buenas.
Pero ahora solo agradezco saber que está viva, y me llena de orgullo verla como su padre.
Aunque también me da un poco de miedo... pero muy poco.
Mi viaje tiene cada vez más sentido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario