12 mar 2016

Volvió al campamento, a aquel nuevo refugio que habían encontrado después de ser atacados en el bosque, para encontrar a los compañeros que todavía permanecían a su lado.
No eran muchos, pero siempre serían suficientes. Aquel gran ejército del pasado era multitud, demasiados para ser controlados. Aquella era la fuente de su fracaso.

La joven Natinne se alzó para ofrecerle más abrigo en aquella noche fría, después de su larga ausencia. Ahí encontró cobijo, comida caliente y buena compañía, que curaba el alma del desasosiego tan común en los tiempos que corrían.

Cuando la normalidad regresó tras su llegada, sintió a su más allegada sentándose junto a él.

- ¿Qué fue del encuentro?
- Todavía duda... duda demasiado. Pero aprenderá a confiar.
- Eso le permitirá conocer.
- ... no si está tan envenenada por el miedo... y será difícil de arraigar.

Ella sonrió confiada, y se atrevió a acariciar su espalda.

- Siempre has sabido disipar los miedos. Por eso estamos aquí, a tu lado.

Ambos encontraron sus miradas, sabiendo encontrar consuelo ante tiempos tan oscuros. Quizás pronto serían más entre los que buscaban un futuro diferente.

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