29 jul 2016

La música casi ensordecía a los presentes. No les permitía pensar y solo se dejaba sentir en el pecho, retumbando con fuerza. Eso no les impedía disfrutar del espectáculo, en el que varias muchachas bailaban dejando que otros disfrutaran de la visión de sus cuerpos casi desnudos.

Mientras la música cambiaba, uno de los asistentes en primera fila, se levantó para buscar una nueva bebida. Ignoró a las camareras que se paseaban por la zona, buscando la atención de los consumidores para buscar generosas propinas.

Así podía observar a todos los que se paseaban por la zona. Los que frecuentaban las zonas reservadas para el personal y el número de los mismos. Todavía no tenía un plan pero sabía que esa información le sería útil.

Con ese pequeño paseo podría también apaciguar ese fuego que estaba en su interior. Cuando se lo contó parecía temer todo aquello, pero cuando había llegado la hora de la verdad, mostraba no tener miedo de nada. Admiraba su valor, su entrega sin apenas pensar en las consecuencias.

Pero... ¿y si se hacía a aquella vida? ¿Por qué debería molestarle?

- Teníamos demasiada paz... - susurró, mirando al vacío.
- ¿Cómo dices? - preguntó el bartender que le esperaba al otro lado de la barra.

Hizo un gesto para descartar lo que fuera y alzó la voz para pedir una nueva bebida.

Esperaba poder olvidarse de ese lugar y de todo lo que encerraba lo más pronto posible.

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