No puedo evitar pensar que... al fin y
al cabo, es culpa mía. Yo he iniciado toda la discusión, yo he sido
más que nadie y he decidido por mi cuenta algo que debería haber
pensado más concienzudamente.
Creí que Kai entraría en razón, por
una vez. Siempre tan protector, tan irascible, con tanta atención
sobre mí. Pensé que era lo normal entre hermanos. Lo es, solo
que... su preocupación es demasiado inmensa como para que su cabeza
piense con claridad.
¿Realmente me hubiera ido de casa? Mi
hogar, donde tantas cosas he vivido, con mi hermano. Quien me agobiaba,
estableciendo límites normales y otros muchos demasiado excesivos.
Ahora que he escapado, porque no tenía
otro remedio, me pregunto si él me perdonará. Pero no tenía otra
opción. Era eso o dejar el tiempo correr encerrada en mi dormitorio,
sin ningún contacto con el exterior.
Apenas pude escuchar los gritos que
soltaba detrás de la puerta, mientras bajaba por las escaleras de
incendios. Y la voz de Elijah, continuado por un golpe seco.
Entonces lo supe... mi hermano
necesita ayuda.
Aquí estoy ahora, en la casa de
Martin, tras haber declarado lo sucedido a la policía y negado
establecer una denuncia. Y más aún la protección en un centro de
mujeres maltratadas o el establecimiento de una ley de alejamiento.
¡Demonios, no estoy siendo maltratada!
Es solo que... su amor es tan grande
que no es capaz de medir hasta donde puede llegar.
Solo espero recuperar algún día
nuestras vidas, y poder regresar a casa para ser nuevamente una
familia.
Mi pequeña familia.
Slap you in the face
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