¿Te atreves a pasar?
31 dic 2012
30 dic 2012
Nuevos compañeros
Los Cuervos vamos y venimos, de un extremo al otro del mundo. Cumpliendo con la llamada del deber... del sagrado deber de ver de las monedas repicando en nuestras bolsas. Puede que no seamos los más decentes, ni los más valientes, ni los más justos, pero sí honrados. Nadie podría jamás llamarnos ladrones... a no ser que se nos pague para ello.
Todos nos retiramos de este continente, este lugar que ha sido azotado por la guerra durante demasiado tiempo. Una tierra que está condenada, maldita dicen algunos. Los más superticiosos se alejan con gusto de aquí. Nos marchamos a buscar fortuna donde no haya tanta miseria. Tal vez fuera mejor para nosotros aprovecharnos de esta situación, pero no vemos por qué debieramos empeorar lo que ya está malogrado. El mundo nos recordará por nuestra tenacidad, por nuestro estado nómada, por nuestra lealtad hacia los que son abatidos por la crueldad de otros.
Los Cuervos de la Tempestad levantan de nuevo el vuelo
Todos nos retiramos de este continente, este lugar que ha sido azotado por la guerra durante demasiado tiempo. Una tierra que está condenada, maldita dicen algunos. Los más superticiosos se alejan con gusto de aquí. Nos marchamos a buscar fortuna donde no haya tanta miseria. Tal vez fuera mejor para nosotros aprovecharnos de esta situación, pero no vemos por qué debieramos empeorar lo que ya está malogrado. El mundo nos recordará por nuestra tenacidad, por nuestro estado nómada, por nuestra lealtad hacia los que son abatidos por la crueldad de otros.
Los Cuervos de la Tempestad levantan de nuevo el vuelo
Oscuridad
Abrí los ojos hacia la total
oscuridad. No me refiero a la noche, o al frío, ni siquiera al dolor
que se apoderaba de todo mi cuerpo. No... hablo de una oscuridad total
donde me he perdido completamente.
Desperté segura de saber quien soy,
hasta que me detuve un segundo preguntándome simplemente cuál era
mi nombre.
Viajo con Kyle y con Nara, dos hermanos
a los que no sé si conocí antaño o realmente acaban de conocerme.
Me rescataron, según ellos, de ser vendida como esclava a un hombre
sin buenas intenciones.
Tengo miedo de mostrarme, incluso de
conocer a alguien que me reconozca y reaccione de manera inesperada.
¿Y si he hecho algo malo? Por mis cicatrices... no parece que fuera mujer de bien.
Lo mejor será desaparecer cuanto antes
de este lugar. Buscar los restos de un pasado roto. Dejando atrás
una guerra que aún no termino de comprender. Y quizá... hallar en
Kaine-Dwin una nueva vida, de la cual puedo crear nuevos recuerdos.
Aún pienso que no soy yo quién se ha
olvidado del mundo. Sino que... el mundo, se ha olvidado completamente de mí.
“Lilith”
26 dic 2012
Mortalidad I: Álbum de fotos
Miraba fotos, recordando un pasado
cercano repleto de viajes, domingos en el parque de atracciones
acompañados del restaurante al que siempre solíamos ir e incluso, simplemente, un abrazo.
Mi hermano solo tenía diecisiete años,
y yo acababa de cumplir los doce.
Estábamos en el salón, él
estudiando. Hace poco entró en periodismo, y realmente le
entusiasmaba. Yo aún no había terminado el colegio, el año que
viene entraría en el instituto y me separaría de mis pocos amigos.
Aunque en realidad eso no me preocupaba en absoluto.
Contemplaba con añoranza el álbum de
fotos, hojeándolo una y otra vez. Estaba en orden desde antes de mi
nacimiento, con ilustraciones de mis padres con mi hermano, en su
primer cumpleaños, el parque, sus disfraces... ellos se ven con un
aspecto ochentero, propio de la época, y eso me hacía gracia.
Luego las fotos donde aparecía mi
madre embarazada de mí, y mi hermano cerca, siempre, acariciando su
vientre.
Mis fotos de bebé, mi primer diente,
mis primeros pasos, la tarta de chocolate de mi primer cumpleaños seguida de la siguiente foto, donde aparezco con las manos sobre el pastel y toda mi familia llena
de chocolate, pero siempre sonriente.
Fue una infancia memorable, llena del
amor que todo niño necesita.
Hasta que mis padres aceptaron el
trabajo, fuera de Moscú.
En esa ocasión yo tenía solo nueve y
mi hermano catorce. Apenas pasaban por casa, y mi hermano se enfadaba
porque no sabía muy bien como llevar adelante la situación. Pensaba
que era culpa mía, porque no sabía valerme por mí misma, así que
aprendí a hacer cosas para ayudarle en casa.
Al menos, las pocas veces que veíamos
a nuestros padres, eran agradables. Pero ellos eran diferentes, no
parecían felices y evitaban hablar del trabajo y de ellos mismos.
Más bien, apenas hablábamos, solo sonreíamos con tristeza de vez
en cuando. Parecía como... si estuvieran guardando un secreto que
les consumiera las ganas de vivir.
El día que se fueron para siempre
estábamos en esa posición, mi hermano estudiando y yo contemplando
el álbum de fotos, con el corazón encogido porque el día anterior,
mis padres deberían haber venido a vernos, como cada fin de semana.
Alguien llamó a la puerta y, como de
costumbre, fue mi hermano a ver quién era, porque nunca se fiaba de
quién podría llamar.
Escuché varias palabras sueltas pero
que marcaron un antes y un después en mi vida. “Servicios
sociales”, “accidente”, “fallecidos”, “menores”,
“orfanato”.
Fue la primera vez que vi a mi hermano
reaccionar de forma violenta. Él gritaba hacia esas personas que
estaban en la puerta y a las que no había dejado pasar, yo asimilaba
poco a poco las palabras de estas y empezaba a sollozar cada vez con
más fuerza.
Gritaba frases cortas: “Es mi
hermana”, “no la separaréis de mí”, “solo me queda una
semana”, “por favor”, “tiempo”, “es mi hermana”, “por
favor”.
Se refería a que en una semana
cumpliría años. Entonces él podría obtener mi tutela y podríamos
vivir juntos como hasta ahora.
No parecieron escuchar, un hombre
agarró a mi hermano porque este comenzó a sacudir los brazos con
violencia, y una mujer vino hacia mí con tranquilidad y me dijo que
tenía que ir con ellos, pero que posiblemente en poco tiempo
volvería a casa, y que no tuviera miedo.
Aunque en eso último no le hice caso,
agarré su mano y nos dirigimos hacia el exterior de la casa. Mi
hermano me miraba, herido, con el rostro descompuesto por las
lágrimas y el dolor. Y yo... me dejé llevar a sabiendas de que,
pronto, él vendría a por mí.
Esa fue la primera vez que fallé a mi
hermano.
Cuando regresamos a casa juntos, me
hizo prometer que jamás lo abandonaría.
Y por eso... por la promesa rota, sé
que nuevamente le he fallado, y al igual que pudimos recuperarnos de
la primera vez que ocurrió, ahora podemos hacerlo de nuevo.
Intentaré ayudarle, evitando para
empezar que lo encierren en un lugar donde no pueda ver la luz hasta
que crean que ya lo han atiborrado lo suficientemente de calmantes.
Estoy segura de que... con un poco de
paciencia y ayuda psicológica, pronto volverá a ser de nuevo el que
era antes, el mismo Kai que sonreía con inocencia en nuestro álbum de fotos.
19 dic 2012
Esperanza
Todo se ha deshecho en solo unas horas.
No puedo evitar pensar que... al fin y
al cabo, es culpa mía. Yo he iniciado toda la discusión, yo he sido
más que nadie y he decidido por mi cuenta algo que debería haber
pensado más concienzudamente.
Creí que Kai entraría en razón, por
una vez. Siempre tan protector, tan irascible, con tanta atención
sobre mí. Pensé que era lo normal entre hermanos. Lo es, solo
que... su preocupación es demasiado inmensa como para que su cabeza
piense con claridad.
¿Realmente me hubiera ido de casa? Mi
hogar, donde tantas cosas he vivido, con mi hermano. Quien me agobiaba,
estableciendo límites normales y otros muchos demasiado excesivos.
Ahora que he escapado, porque no tenía
otro remedio, me pregunto si él me perdonará. Pero no tenía otra
opción. Era eso o dejar el tiempo correr encerrada en mi dormitorio,
sin ningún contacto con el exterior.
Apenas pude escuchar los gritos que
soltaba detrás de la puerta, mientras bajaba por las escaleras de
incendios. Y la voz de Elijah, continuado por un golpe seco.
Entonces lo supe... mi hermano
necesita ayuda.
Aquí estoy ahora, en la casa de
Martin, tras haber declarado lo sucedido a la policía y negado
establecer una denuncia. Y más aún la protección en un centro de
mujeres maltratadas o el establecimiento de una ley de alejamiento.
¡Demonios, no estoy siendo maltratada!
Es solo que... su amor es tan grande
que no es capaz de medir hasta donde puede llegar.
Solo espero recuperar algún día
nuestras vidas, y poder regresar a casa para ser nuevamente una
familia.
Mi pequeña familia.
8 dic 2012
Diferentes
Aquí estoy, nuevamente en Moscú.
Las cosas han cambiado mucho en los
últimos días, y la verdad no sé si ha sido la decisión adecuada.
He vivido nuevas experiencias que han
concluido con el mismo final que aquella vez en la moto, con Andrea y
sus colmillos afilados. Y eso sí lo tengo claro, me ha encantado.
Ella y yo hemos compartido algo, y
ahora he encontrado la diferencia entre placer y amor. Pensaba que
estaban unidos por el mismo gancho, pero se ha abierto en dos y me ha
demostrado que una cosa puede ocurrir sin la otra.
Ahora... de alguna manera lo hemos
entrelazado. Lo hemos dejado en una relación abierta, pero... ¿ella
realmente desea eso?
Yo no quiero compromisos de ningún
tipo, al menos no todavía. Aún no conozco la sensación de estar
enamorada, y me pregunto si con ella la encontraré. Y si no lo hago,
puede que todo se deshaga, aunque ella me haya prometido que nada
cambiará.
Lo único más cercano al amor ha sido
fascinación, y no ha sido por Andrea, ni tampoco perdura hoy en día
después de tanto tiempo alejado.
Entonces... ¿realmente ha sido una
buena decisión?
¿O... placer y amor irán siempre
separados en mi camino?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)