30 abr 2014

SOON

Escuchaba un estridente tic-tac en mi cabeza. Interminable , pero claramente inexistente. Aún así, me estaba volviendo loco.
Escondido en aquel rincón, el tiempo pesaba como una losa. Agradecía cualquier interrupción que me invitase a salir de aquel lugar. Incluso deseaba que Kaori hubiera cambiado de idea, y volviese para reunirse conmigo.
Pero estaría a salvo de camino al hotel, mientras yo sostenía el teléfono como si fuera un arma o algo así.

La realidad sería que, en caso de que saliese alguien de nuestra casa, huyese o me dejase fuera de combate antes de que me diese cuenta.
Pero todo era silencio, incluso en las casas vecinas. Hasta que lo rompieron las sirenas de la policía. Al verme escondido, casi desenfundan sus armas.
Nada encontraban, y yo era una presencia inútil en mi propia casa, observando todo el caos que habían dejado.

Ellos lo tenían claro.
Yo solo tenía un mar de dudas, y a una mujer esperando por mí. No podía tardar demasiado en regresar a sus brazos. Tampoco quería esperar para eso.

Pronto. Pronto se acabará esta pesadilla.

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