En la ciudad en la cual he estado más
tiempo habían llegado un ejército encabezado por un temido general
acompañado por su... fiel mano derecha. Esa última persona resultó
ser alguien que ya conocía. Un elfo oscuro llamado Drek. Lo más
impactante fue que resultó ser mi amante.
Entonces me pregunté: ¿tenía un
amante? ¿por qué, si amaba a mi marido?
No lo comprendí, tampoco he tenido
tiempo para comprenderlo del todo.
Es un hombre persistente, y en cierta
parte, tierno. Ojos rojos que reflejan la verdad de sus sentimientos,
que me impiden dudar de sus palabras. Intenté hablar con él,
explicarle lo que pensaba hacer... disfrutar de los momentos que
surgieran hasta que apareciera Ethan. Entonces intentaría estar con
él, pero Drek me ha dado toda la vuelta.
Decidí darle una oportunidad, no sé
exactamente para qué, creo que no he hecho bien. Pero me sentía
bien en sus brazos, intentando conocerle.
Hasta que finalmente se decidió que al
día siguiente nos marcharíamos y conocería a toda mi familia.
Marché, dejándolo con una esperanza y
el recuerdo de un beso que no llegamos a darnos. En solo cuestión de
días no puedo estructurar mi vida por completo.
Llegamos al pueblo en Dalanvor, donde
vive mi hermano mayor. Estaba tan nerviosa que no podía responder
por mí misma. Nara se quedó en Kaine-Dwin, ahora que más la
necesito. Pero tenía que enfrentarme a eso.
Conocí a mi hermano, a mi hija que
es... como si fuera yo en pequeña y con la piel más clara. Y a mi
hijo. Todos parecían tristes. Entiendo lo duro que tiene que ser que
a alguien a quién quieres no le puedes dar el abrazo que tanto
ansías. No podía... era demasiada presión para mí pequeño
corazón.
Entonces alguien apareció por detrás.
Ya había conocido a quienes debía conocer, solo faltaba él. Me
giré lentamente mientras apenas podía centrarme en observar al
hombre que se mantenía en pie tras de mí.
Un tiflin, apuesto, alto... me moría
de vergüenza, y no sabía por qué. Bueno, en realidad sí.
Apenas lo miré, estaba muy asustada. Era un hombre muy cansado, que aparentaba más años de los que debería tener. Y en un momento me fijé en sus ojos.
Increíble.
Una mirada roja, cargada de tristeza.
Como la de Drek. Incluso parece que ambas reflejan un sentimiento
parecido. Pero al mismo tiempo, diferente.
Me abrazó mientras reprimía a duras
penas algunos sollozos.
Y yo me dejé abrazar. Y durante ese
abrazo pensé tanto... que finalmente mi cabeza decidió olvidar
durante ese momento.
Pensar que... si lo recordara sería
aún más doloroso, me hace saber que hay cosas que es mejor dejar en
el pasado.
Es cuestión de vivir con lo que se tiene, el corazón, poco a poco, irá acallando la fuerza de las emociones
ResponderEliminar