Al fin comienzo a hacer algo. No está
mal eso de robar un huevo de dragón como primera misión. Ya lo
había hecho una vez hace años, cuando aún no estaban los dragones
sobrevolando el cielo y ese huevo era lo único que se tenía de
ellos. Esta vez... sería más fácil.
Había estado hablando con Zekkyou
sobre nosotros, esta vez sin tapujos. Ya era el momento, tenía que
aclararle que no quiero tener ninguna relación, que no estoy
preparada para ello. Que sí... tengo miedo de mí misma. Pero es
natural, he hecho daño a muchas personas por culpa de mis
sentimientos. Incluso a mí misma, y tampoco quiero sufrir de nuevo.
Quién sabe, quizá no tenga por qué haber sufrimiento, pero...
prefiero no arriesgarme de nuevo.
Sol nos ordenó que fuésemos juntos a
esa misión, completamente consciente de lo que hemos hablado y todo
lo que nos rodea. Pero en fin, el trabajo es el trabajo.
Fuimos los dos, aunque luego
descubrimos que alguien se nos había colado en el viaje. Mi nueva
discípula, Claire, una niña de siete años que era una de las
sirvientes de Zekkyou hasta que yo decidí ser su Maestra. Y tras la
infiltración y algunos rompecabezas, llegamos a la sala de los
huevos, torpemente vigilada por un anciano prácticamente ciego.
Cogimos uno de los huevos, uno negro,
para salir de ahí cuanto antes.
Todo estaba siendo demasiado fácil, y
nosotros mismos lo comentamos. Pero al final tuvimos problemas al
estar tanto tiempo dentro del hogar del Atalaya.
Mientras fingíamos que eramos
feligreses, mi hermano Dorek empezó a bendecir a cada uno de
nosotros. Por supuesto, antes de llegar hasta aquí, Zekkyou me
cambió el rostro, por lo que no había riesgo de que me reconociera.
Pero a él sí.
-¡Guardias!-Gritó al identificar a mi
compañero como miembro del Sol Negro. Y algunos guardias empezaron a
atacar. Consiguió abrir el portal hacia el Bosque Crepúsculo, y yo
entré rápidamente con la niña. Pero él fue más lento, y dos
lanzas le hirieron de gravedad en ambos costados.
Sangraba mucho, y grité ayuda nada más
regresar. Sol me dijo que podría haber muerto, y no sé por qué,
pensé que tal vez quisiera decirme con eso que debería darle una
oportunidad antes de perderlo. O tal vez fueron imaginaciones mías
porque yo misma lo pensé.
Ya había hecho eso en numerosas
ocasiones. Cuando casi perdía a Ethan o yo misma me veía en una
situación extrema, decidía sin pensar cualquier cosa con respecto a
él. La boda es un buen ejemplo.
Y no quiero volver a cometer ese error,
no voy a volver a dejar que un acontecimiento cambie mi manera de ver
las cosas, mis sentidos. Incluso debo dejar de escribir sobre ello.
Pronto, cuando se recupere, marcharé
hacia mi castillo, ya finalizado, junto con Aeryn. Y sentirme en él
la reina del mundo, entre esas paredes de roca negra y ese paraje
frío y tenebroso.
[Diario VIII]
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