Irónico, inevitable. Mi primer amor es
también la primera causa de todas las anteriores.
Aún está floreciendo, haciéndose
paso por cada fibra de mi corazón. Al menos ya no tengo el miedo de
ser un alma fría y retorcida. Pero... ¿es realmente mi alma quién
profesa esos sentimientos?
Y ahora... que ha aparecido la otra. No
sé si prefiero que lo hubiera sido.
Me duele el corazón, como si hubiera
comenzado a sangrar. Y las lágrimas cada vez se abren camino por mis
mejillas con más facilidad. No quiero esto.
No derramaré ninguna más.
Tan solo queda esperar, no quedan ni
dos días para marcharme. Y ella seguirá aquí, detrás,
insistiendo. Tal vez, dándole algo mejor a lo que yo puedo
ofrecerle.
No sabía que dolería tanto.
Y lo peor es que creo que lo mejor
será... rendirme.
Cayendo a pedazos, sintiendo lo que una vez ella sintió... ¿Aguardarás como ella hizo?
ResponderEliminar