19 jul 2010

Algo de antaño

Me despierto en mi motel. Una noche dura, sí, pero bastante grata. Recuerdo que aún me quedan algunas cajas que trasladar a casa de Alexia. En recepción todo esta tranquilo. Camino a un ritmo normal y finalmente llego a la casa. La puerta está abierta, por lo tanto, entro. -¿Qué haces aquí?-Escucho al instante de entrar. -Ehm...Aún no he terminado el trabajo, me quedan unas cajas por descargar. -Ah, vale... Acto seguido, su padre aparece en el salón recién levantado. Me mira alarmado y me suelta: -¿Quién es usted? -Soy Jack Layton, el de la mudanza. -Ah, es cierto...¿Quiere algo de desayunar? -Pues...-A decir verdad, aún no he tomado nada, y mi estómago ruge rotundándolo. No me da tiempo a responder. -Haré tortitas.-Y dicho esto, desaparece en la cocina. Antes de poder pronunciar palabra alguna, escucho su voz provenir de la cocina pidiéndole a Alexia que compre más masa para las tortitas y sirope. Ella responde con un desganado "vale". -¡Eh, tú! ¿Has terminado, no? Pues acompáñame al supermercado.-Me ORDENA. -Aún no he terminado...pero bueno.-Cualquier cosa por las tortitas, pienso. Al salir de casa, me detiene y me dice que vayamos a la farmacia a por un test de embarazo porque "no se fia de esa píldora". Encima seguro que también tendré que pagarlo yo. Entramos a una farmacia cercana. -Buenos días.-Una mujer mayor, con aire de abuela tierna de Heidi nos recibe amablemente. -Hola...verá...¿Tiene test de embarazo?-Esta chica no se corta un pelo. Los ojos de la mujer se posan alarmada en mi y en ella.-¿Perdona? -Sí, es que anoche estuve con este señor y tuvimos un accidente, así que quiero saber si estoy embarazada o no. La pobre mujer entra sin dejar de mirarme como un monstruo. Al poco rato escucho como habla por teléfono preguntando por la policía. Esto se complica por momentos. -¡Eh!-Grita Alexia.-¿Me da ya la cosa esa? La señora aparece con una cajita rectangular, mientras afirma. -Venga, Jack, paga.-Lo sabía. Un precio exagerado. Saco casi llorando el dinero y se lo doy, mientras aún me mira con odio. Salimos de la farmacia y nos dirigimos por fín al supermercado. Cogemos masa para las tortitas y toneladas de sirope de chocolate. Alexia parece alarmada. Se para frente un encargado y le pregunta. -Disculpe, ¿Hay baños?.-Sí, esta chica es tonta. -Sí, pero solo para uso personal. -Necesito un baño, por favor. -Me temo que no puede usarlo. -¡Necesito un baño porque tengo que mear en la cosita esta!-Añade enseñándole a su pobre víctima el test de embarazo. Cansado de tanto ridículo por fín la freno. -Vámonos, anda.-Como de costumbre, intenta resistirse. Mientras pagamos el sirope y la masa, añado.-Espérate a que lleguemos a tu casa. Al salir del establecimiento, caminamos con un paso ligero de nuevo hacia su casa. Cuando llegamos, encontramos a su padre en la cocina con una gran fuente de tortitas. Acto seguido, me pregunto por qué tuvimos que comprar masa. -Sentaos en el salón, sentaos, sentaos.-Nos empuja y me pregunta.-¿Quién es usted?-¿Memoria de pez? No Jack...no insultes a los peces. -El de la mudanza... -¡Oh! Es verdad...¡Coma tortitas!-Va a por la enorme fuente y añade.-Hasta que no os las comais todas no saldréis de aquí. Tengo miedo. Alexia se levanta cuando introduzco el primer pedazo de tortita en mi boca. -¿Dónde vas? -Al baño, a probar la cosa esta.-Impaciente, histérica. Se va al baño. Continúo devorando mi tortita, de otras muchas que tendré que comer. De nuevo, aparece el padre de Alexia y se me queda mirando desconcertado. -¿Quién es usted?-Soy la mascota de tu hija, por desgracia. Al poco rato, Alexia vuelve del baño, con el test en la mano, se lo guarda y comienza a comer tortitas. -Bueno...¿Qué ha salido? -Hay que esperar. -Uhm... -¿Qué? Se me empiezan a pasar idioteces por la cabeza, pero una se me escapa. -¿Que nombre le pondremos al bebé si es niño? ¿Y si es niña? Pega un grito propio de una bestia con cangrena en las cuatro patas, salta encima mía y empieza a pegarme "puñetazos" en el cuerpo. Aunque más bien, está rozando un sitio peligroso... para ella. -¡No estoy embarazada!-Repite como unas quince veces y casi sin vocalizar. -Bueno, bueno, aún no lo sabemos. Su padre aparece por el salón y observa nuestra posición extraña. Se queda dudando un moemento. -¿Quién es usted?-Se me ocurren infinidad de cosas que responderle que incluyen a su madre y a su oficio, pero solo respondo. -El novio de su hija. -¿QUÉ? -¡Hiiiiiiiiiiijaaa!-Al menos así ya no me preguntará más.-¿Tenías novio y no me lo has contado?-La abraza efusivamente.-Bueno, bueno, os dejo comer tortitas tranquilamente.-Y con una sonrisa de oreja a oreja, se va. -Te odio.-Suelta Alexia. -Bah...

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